viernes, 16 de enero de 2015

¿Quieres mejorar la calidad espermática? La Dra. Mondejar te cuenta cómo hacerlo.

Los hombres comienzan su producción espermática en la pubertad. El testículo, que está dividido en varias secciones, produce espermatozoides de forma continua, y estos van acumulándose en el epidídimo, hasta que se produce una eyaculación y son expulsados pasando por los conductos deferentes, los conductos eyaculadores y a través del pene.
Los espermatozoides tardan en formarse por completo 90 días, es decir, la muestra que se analiza hoy, está condicionada por factores que han ocurrido durante los últimos 3 meses como estrés, fiebre, enfermedades, exposición a sustancias oxidantes, etc.
Por ello, cuando analizamos una muestra, y el resultado no es normal, realizamos un nuevo seminograma entre 1 y 3 meses después, ya que la calidad seminal puede variar, y en ocasiones mucho, de una muestra a otra.

Aún así, cuando se analiza una muestra se semen y ésta no alcanza los valores de normalidad, no está todo perdido. Una vez analizadas las causas más probables de deterioro espermático podemos hacer cosas para mejorar la calidad seminal.

Los parámetros afectados más importantes en un seminograma son la movilidad, la concentración y la fragmentación del ADN. El seminograma básico incluye:

  • Volumen
  • Concentración
  • Movilidad
  • Morfología
  • Viabilidad

Además, dependiendo de estos parámetros se puede realizar un test de fragmentación del ADN que nos indica cuánto ADN en los espermatozoides está fragmentado, y por tanto, si deja inservible al espermatozoide.

Una vez que se observan todos los resultados, teniendo en cuenta que nunca hay dos muestras de semen iguales, podemos intentar mejorar la calidad de diferentes formas:

  • Cambiando los hábitos de vida hacia otros más saludables, como realizar ejercicio, mejorar nuestra alimentación, llevando ropa interior más suelta para evitar subir la temperatura de los testículos, disminuir el nivel de estrés, dejar los hábitos tóxicos, como el alcohol, tabaco, etc.
  • Tomando complementos alimenticios con antioxidantes, que contribuyen a una mejora general de los parámetros seminales y a reducir la fragmentación del ADN

Si con esto no conseguimos una mejora importante de la calidad seminal, o nos hace falta mejorarla todavía mas para realizar una técnica de reproducción asistida, podemos utilizar técnicas complementarias, que pueden ser realizadas por separado o todas juntas, y permiten seleccionar el mejor espermatozoide para fertilizar el ovocito u óvulo. Las más utilizadas actualmente en los centros de reproducción asistida, y que también realizamos en IREMA, son las siguientes:

  • MACS o columnas de anexina: El mismo día del tratamiento se puede realizar la técnica MACS, del inglés Magnetic Activated Cell Sorting. Está técnica nos permite separar los espermatozoides apoptóticos de los sanos. Los apoptóticos son espermatozoides que aunque están vivos, van a morir en breve. Esta técnica se basa en la unión de partículas magnéticas a la superficie celular de los espermatozoides que presentan en su membrana marcadores de apoptosis. La muestra se pasa a través de un campo magnético que retiene los espermatozoides pre-apoptóticos y deja pasar los espermatozoides vivos que serán utilizados para realizar el ICSI.
  • PICSI: La técnica PICSI o de unión al ácido hialurónico. Solamente los espermatozoides maduros tienen en su membrana receptores que logran unirse al ácido hialurónico, y la presencia de estos receptores está correlacionada con menores alteraciones cromosómicas y una mayor integridad del ADN, por lo que son espermatozoides de mayor calidad, y van a ser los que seleccionemos para realizar la microinyección, obteniendo de este modo mejores tasas de fecundación y de embarazo. Para ello se utiliza una placa especial que tiene tres puntos de ácido hialurónico, donde depositamos los espermatozoides, y aquellos que queden pegados por la cabeza al fondo de la placa serán los que seleccionaremos para la microinyección intracitoplasmática de los espematozoides (ICSI)
  • IMSI:La incorporación del IMSI supone el último avance en observación microscópica de espermatozoides. El IMSI es un microscopio con una óptica de mas de 4000 aumentos, lo que supone mucho mas aumento que con el ICSI convencional, y esto nos permite observar la morfología del espermatozoide más detalladamente y buscar el espermatozoide morfológicamente perfecto, que no tenga vacuolas y con la forma y medidas adecuadas.


Con todos estos avances tecnológicos lo que se consigue es una mejor calidad embrionaria, mejores tasas de implantación y una mayor tasa de embarazo.

Para concluir, recordar que aunque el óvulo u ovocito es el factor limitante en los tratamientos de reproducción asistida (porque su número es escaso), una mejor calidad espermática puede mejorar la probabilidad de embarazo y la llegada de un recién nacido vivo.


Dra. Isabel Mondejar Igualada
Biología Reproductiva

IREMA

lunes, 5 de enero de 2015

Preservación de la fertilidad femenina

Las mujeres, a diferencia de los hombres nacen con todas las células reproductoras (ovocitos/óvulos) que dispondrán a lo largo de toda su vida reproductiva. Se estima que en el momento del nacimiento disponen de entre 1 y 4 millones de ovocitos; en la época de la pubertad o inicio de la primera ovulación se cree que esta dotación ovocitaria habrá disminuido hasta alrededor de unos 200-300.000 óvulos, y ya alrededor de los 37 años esta dotación será solo de unos 25.000. A partir de este momento esta pérdida de ovocitos se acelera rápidamente para llegar a la época de la menopausia con una cantidad que ronda los 1000.

Vitrificación de óvulos
Para preservar la fertilidad específicamente femenina, las dos opciones más esperanzadoras a día de hoy son: la vitrificación de ovocitos/óvulos y la congelación de corteza ovárica.
Según nuestra opinión actualmente la vitrificación de los ovocitos es la mejor técnica para preservar la fertilidad en las mujeres que tienen esa indicación por padecer, por ejemplo, una neoplasia; permitiendo la congelación de los óvulos para poder ser fecundados en un futuro.
Además de ser una técnica probada en cuanto a resultados, es la que menos problemas éticos plantea, puesto que la congelación de embriones implica la presencia o conformidad de una segunda persona y en función de la edad de la paciente o de su contexto personal/social/religioso no es posible en todas las ocasiones.

La opción de la vitrificación ovocitaria surgió en sus inicios como respuesta a distintas necesidades tanto prácticas como teóricas, que se fueron presentando dentro de las Técnicas de Reproducción Asistida y que mejoraron en muchísimos aspectos fundamentales (como supervivencia y calidad ovocitaria conservadas) a la técnica anterior de congelación lenta. Muchas veces nos encontramos por diversos motivos, con la imposibilidad de obtener la muestra de semen en tiempo y forma adecuados, con la urgencia en implementar tratamientos oncológicos y/o con edades incompatibles con la maternidad (niñas-adolescentes) donde debemos disponer de esta técnica, con la fortuna de obtener resultados muy satisfactorios y similares a los obtenidos en cuanto a fecundación y desarrollo embrionario e implantación posterior a la utilización de embriones congelados.

Todas estas primeras indicaciones se han visto superadas hoy en día por motivaciones de índole estrictamente personal que han llevado a las mujeres a postergar su deseo de ser madres: prioridad del desarrollo profesional, ausencia de una pareja estable, falta de medios económicos suficientes para encarar la crianza de un hijo, son algunos de los ejemplos con los que nos encontramos a diario en nuestro centro y que motivan el uso cada vez más extendido de esta técnica.
Es de destacar además y gracias a los avances en oncología, que desde finales del siglo pasado ha habido un aumento considerable de las tasas de supervivencia de las mujeres/adolescentes/ niñas afectas de cáncer. A pesar de estos éxitos en una aspecto, los efectos de los distintos regímenes de quimioterapia o de radioterapia van asociados con secuelas a medio y largo plazo: disminución de la función ovárica y pérdida de la fertilidad.

Los tratamientos quimioterápicos o radioterápicos lo que producen es una depleción severa y en algunos casos completa de la dotación ovocitaria haciendo que desaparezcan estos ovocitos y se produzca como consecuencia, un fallo ovárico prematuro y/o produciendo problemas de fertilidad en estas a pacientes, puesto que si la reserva ovárica es límite o muy baja, las posibilidades de fertilidad son aún menores.

Algunas pacientes que padecen enfermedades autoinmunes (como lupus, artritis reumatoide) o esclerosis múltiple que precisaran tratamientos con quimioterapia o con drogas de similar acción con potencial ovotoxicidad, también debemos incluirlas dentro del grupo de riesgo de pérdida de fertilidad, aunque no sean pacientes con padecimiento oncológico como tal.

Es por ello que cada vez cobran mayor importancia las opciones de preservación de fertilidad.

Indicaciones
  • Pacientes oncológicas que recibiran tratamiento con quimio/radioterapia.
  • Pacientes con enfermedades autoimnunes que precisen tratamiento con quimioterapia o similar.
  • Pacientes que serán sometidas a cirugías que afecten el ovario (endometriosis, quistes ováricos benignos, teratomas)
  • Preservar la fertilidad en pacientes que deseen posponer la maternidad por el motivo que sea (mujeres sin pareja actual, mujeres que deseen retrasar su maternidad por motivos laborales o personales) y no quieren el perjuicio que implica la edad en la calidad ovocitaria.
  • Vitrificar ovocitos para aquellas parejas que no deseen la existencia de embriones restantes/preembriones que conlleva implicaciones ético-religiosas, y sí aceptarían la congelación de ovocitos sin fecundar.
  • Aumentar las posibilidades de embarazo en mujeres con poca reserva ovárica, cuando se lleva a cabo la ICSI con ovocitos acumulados de varios ciclos de estimulación.
  • Mejorar la eficacia, la rapidez en la selección de una donante y la seguridad de los programas de donación de óvulos (alternativa terapéutica para las mujeres que ya han perdido la capacidad de ovular).

Cómo se realiza
Laboratorio de IREMA

La nueva técnica de vitrificación de óvulos consiste en la congelación ultrarrápida que impide la formación de cristales intracelulares, permite unas tasas de supervivencia de los ovocitos a la descongelación del 82-96% con una tasa de fertilización posterior del 75-90 % y una tasa de implantación del 32-55%.

El proceso requiere una estimulación ovárica con hormonas y la aspiración de los ovocitos por vía vaginal bajo anestesia (sedación). Tras la vitrificación los ovocitos pueden quedar almacenados el tiempo deseado. Una vez que la paciente decide buscar embarazo, se descongelan y se fecundan con los espermatozoides que la paciente decida (pareja actual o banco de semen).


En casos urgentes
La prioridad en las pacientes afectas de una neoplasia ha de ser iniciar el tratamiento antineoplásico lo antes posible, por lo tanto debe prevalecer una pauta que sea reducida en el tiempo (rápida) y que permita captar un número suficiente de ovocitos. Gracias a la aparición de los antagonistas de la GnRH y la pauta de estimulación de protocolo corto podemos iniciar el tratamiento en cualquier momento del ciclo y la demora desde la primera visita hasta la punción (extracción de óvulos) no supera los 15 días.
En el caso que la paciente esté afecta de una neoplasia estrógeno dependiente, como un cáncer de mama, la utilización de fármacos como los inhibidores de la aromatasa disminuyen los niveles de estradiol y los riesgos para estas pacientes durante la estimulación ovárica.


Hablar claro....
Es muy importante dejar también algunos puntos bien explicados en este procedimiento para evitar falsas expectativas o confusiones. Esta técnica NO es una garantía de maternidad futura segura, debemos sincerarnos y explicar a nuestras pacientes que no todos los ovocitos obtenidos tras la estimulación ovárica y punción folicular tienen la misma calidad morfológica y funcional. Por lo que no necesariamente todos fecundarán y en el caso de hacerlo, algunos de esos embriones pueden carecer de capacidad de implantación. Además de tener en cuenta y explicar que el factor uterino es crucial y se debe tener en cuenta a la hora de pensar en el embarazo futuro.

Así, cuantos más ovocitos podamos obtener (un mínimo de 12-14 óvulos), y a edades tempranas (sería ideal antes de los 32-34 años), más posibilidades tenemos luego de poder generar una mayor cantidad de embriones y seleccionar los que se consideren mejores según nuestros embriólogos.
Con todo lo expuesto, la utilización de ovocitos congelados plantea tasas de supervivencia, y luego de fecundación y de embarazo que se aproximan a las obtenidas con embriones congelados. También se ha demostrado que la utilización de ovocitos congelados no se asocia a una mayor incidencia de anomalías cromosómicas ni alteraciones morfológicas en los niños nacidos por este procedimiento.




Si tienes dudas o te interesa saber más al respecto, te esperamos en IREMA cuando lo decidas.











Dra. Ma. Daniela Cummins
Col. 03-0311060
Medicina Reproductiva
IREMA