Las mujeres, a diferencia de los hombres nacen con todas las
células reproductoras (ovocitos/óvulos) que dispondrán a lo largo
de toda su vida reproductiva. Se estima que en el momento del
nacimiento disponen de entre 1 y 4 millones de ovocitos; en la época
de la pubertad o inicio de la primera ovulación se cree que esta
dotación ovocitaria habrá disminuido hasta alrededor de unos
200-300.000 óvulos, y ya alrededor de los 37 años esta dotación
será solo de unos 25.000. A partir de este momento esta pérdida de
ovocitos se acelera rápidamente para llegar a la época de la
menopausia con una cantidad que ronda los 1000.
Vitrificación de óvulos
Para preservar la fertilidad específicamente femenina, las dos
opciones más esperanzadoras a día de hoy son: la vitrificación de
ovocitos/óvulos y la congelación de corteza ovárica.
Según nuestra opinión actualmente la vitrificación de los
ovocitos es la mejor técnica para preservar la fertilidad en las
mujeres que tienen esa indicación por padecer, por ejemplo, una
neoplasia; permitiendo la congelación de los óvulos para poder ser
fecundados en un futuro.
Además de ser una técnica probada en cuanto a resultados, es la
que menos problemas éticos plantea, puesto que la congelación de
embriones implica la presencia o conformidad de una segunda persona y
en función de la edad de la paciente o de su contexto
personal/social/religioso no es posible en todas las ocasiones.
La opción de la vitrificación ovocitaria surgió en sus inicios
como respuesta a distintas necesidades tanto prácticas como
teóricas, que se fueron presentando dentro de las Técnicas de Reproducción Asistida y que
mejoraron en muchísimos aspectos fundamentales (como supervivencia y
calidad ovocitaria conservadas) a la técnica anterior de congelación
lenta. Muchas veces nos encontramos por diversos motivos, con la
imposibilidad de obtener la muestra de semen en tiempo y forma
adecuados, con la urgencia en implementar tratamientos oncológicos
y/o con edades incompatibles con la maternidad (niñas-adolescentes)
donde debemos disponer de esta técnica, con la fortuna de obtener
resultados muy satisfactorios y similares a los obtenidos en cuanto a
fecundación y desarrollo embrionario e implantación posterior a la
utilización de embriones congelados.
Todas estas primeras indicaciones se han visto superadas hoy en
día por motivaciones de índole estrictamente personal que han
llevado a las mujeres a postergar su deseo de ser madres: prioridad
del desarrollo profesional, ausencia de una pareja estable, falta de
medios económicos suficientes para encarar la crianza de un hijo,
son algunos de los ejemplos con los que nos encontramos a diario en
nuestro centro y que motivan el uso cada vez más extendido de esta
técnica.
Es de destacar además y gracias a los avances en oncología, que
desde finales del siglo pasado ha habido un aumento considerable de
las tasas de supervivencia de las mujeres/adolescentes/ niñas
afectas de cáncer. A pesar de estos éxitos en una aspecto, los
efectos de los distintos regímenes de quimioterapia o de
radioterapia van asociados con secuelas a medio y largo plazo:
disminución de la función ovárica y pérdida de la fertilidad.
Los tratamientos quimioterápicos o radioterápicos lo que
producen es una depleción severa y en algunos casos completa de la
dotación ovocitaria haciendo que desaparezcan estos ovocitos y se
produzca como consecuencia, un fallo ovárico prematuro y/o
produciendo problemas de fertilidad en estas a pacientes, puesto que
si la reserva ovárica es límite o muy baja, las posibilidades de
fertilidad son aún menores.
Algunas pacientes que padecen enfermedades autoinmunes (como
lupus, artritis reumatoide) o esclerosis múltiple que precisaran
tratamientos con quimioterapia o con drogas de similar acción con
potencial ovotoxicidad, también debemos incluirlas dentro del grupo
de riesgo de pérdida de fertilidad, aunque no sean pacientes con
padecimiento oncológico como tal.
Es por ello que cada vez cobran mayor importancia las opciones de
preservación de fertilidad.
Indicaciones
- Pacientes oncológicas que recibiran tratamiento con quimio/radioterapia.
- Pacientes con enfermedades autoimnunes que precisen tratamiento con quimioterapia o similar.
- Pacientes que serán sometidas a cirugías que afecten el ovario (endometriosis, quistes ováricos benignos, teratomas)
- Preservar la fertilidad en pacientes que deseen posponer la maternidad por el motivo que sea (mujeres sin pareja actual, mujeres que deseen retrasar su maternidad por motivos laborales o personales) y no quieren el perjuicio que implica la edad en la calidad ovocitaria.
- Vitrificar ovocitos para aquellas parejas que no deseen la existencia de embriones restantes/preembriones que conlleva implicaciones ético-religiosas, y sí aceptarían la congelación de ovocitos sin fecundar.
- Aumentar las posibilidades de embarazo en mujeres con poca reserva ovárica, cuando se lleva a cabo la ICSI con ovocitos acumulados de varios ciclos de estimulación.
- Mejorar la eficacia, la rapidez en la selección de una donante y la seguridad de los programas de donación de óvulos (alternativa terapéutica para las mujeres que ya han perdido la capacidad de ovular).
Cómo se realiza
Laboratorio de IREMA |
La nueva técnica de vitrificación de óvulos consiste en la
congelación ultrarrápida que impide la formación de cristales
intracelulares, permite unas tasas de supervivencia de los ovocitos a
la descongelación del 82-96% con una tasa de fertilización
posterior del 75-90 % y una tasa de implantación del 32-55%.
El proceso requiere una estimulación ovárica con hormonas y la
aspiración de los ovocitos por vía vaginal bajo anestesia
(sedación). Tras la vitrificación los ovocitos pueden quedar
almacenados el tiempo deseado. Una vez que la paciente decide buscar
embarazo, se descongelan y se fecundan con los espermatozoides que la
paciente decida (pareja actual o banco de semen).
En casos urgentes
La prioridad en las pacientes afectas de una neoplasia ha de ser
iniciar el tratamiento antineoplásico lo antes posible, por lo tanto
debe prevalecer una pauta que sea reducida en el tiempo (rápida) y
que permita captar un número suficiente de ovocitos. Gracias a la
aparición de los antagonistas de la GnRH y la pauta de estimulación
de protocolo corto podemos iniciar el tratamiento en cualquier
momento del ciclo y la demora desde la primera visita hasta la
punción (extracción de óvulos) no supera los 15 días.
En el caso que la paciente esté afecta de una neoplasia estrógeno
dependiente, como un cáncer de mama, la utilización de fármacos
como los inhibidores de la aromatasa disminuyen los niveles de
estradiol y los riesgos para estas pacientes durante la estimulación
ovárica.
Hablar claro....
Es muy importante dejar también algunos puntos bien explicados en
este procedimiento para evitar falsas expectativas o confusiones.
Esta técnica NO es una garantía de maternidad futura segura,
debemos sincerarnos y explicar a nuestras pacientes que no todos los
ovocitos obtenidos tras la estimulación ovárica y punción
folicular tienen la misma calidad morfológica y funcional. Por lo
que no necesariamente todos fecundarán y en el caso de hacerlo,
algunos de esos embriones pueden carecer de capacidad de
implantación. Además de tener en cuenta y explicar que el factor
uterino es crucial y se debe tener en cuenta a la hora de pensar en
el embarazo futuro.
Así, cuantos más ovocitos podamos obtener (un mínimo de 12-14
óvulos), y a edades tempranas (sería ideal antes de los 32-34
años), más posibilidades tenemos luego de poder generar una mayor
cantidad de embriones y seleccionar los que se consideren mejores
según nuestros embriólogos.
Con todo lo expuesto, la utilización de ovocitos congelados
plantea tasas de supervivencia, y luego de fecundación y de
embarazo que se aproximan a las obtenidas con embriones congelados.
También se ha demostrado que la utilización de ovocitos congelados
no se asocia a una mayor incidencia de anomalías cromosómicas ni
alteraciones morfológicas en los niños nacidos por este
procedimiento.
Si tienes dudas o te interesa saber más al respecto, te esperamos
en IREMA cuando lo decidas.
Dra. Ma. Daniela Cummins
Col. 03-0311060
Medicina Reproductiva
IREMA
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